Asistir a una boda, en la mayoría de los casos, es como recibir una suave e intensa caricia de miel en el corazón; aunque no eres tú la novia te vuelves a enamorar en su mirada cuando la vez tan hermosa caminando hacia el altar con su aura perfecta y luminosa, proyectando sus lindas ilusiones y anhelos de esta nueva vida que comienza de a dos.

Les sigo sus tiernas miradas mientras se disfrutan y bailan su canción favorita de Ed Sheeran y repaso en mi mente la historia que los llevó a estar aquí hoy, su historia de amor: ellos se conocieron un par de años antes y formaron una linda amistad; sin embargo se venía un mal pronóstico para ellos: él debía partir por 2 años a una maravillosa misión en Sudáfrica, pues era algo que él ya había decidido y fue valiente al seguir con su propósito, mientras que ella fue valiente al decidir esperarlo. Pues ambos sabían que si debían estar juntos esta prueba solo los haría estar más fuertes, y este tiempo separados sería más que una prueba una oportunidad de crecimiento y desarrollo como ser individual, es decir, que cuando se juntaran ambos serían personas más resuelta y más seguras de lo que quieren.

Ellos sabían que no debían luchar por el amor del otro, más bien debían luchar contra su soledad, su necesidad de querer “tener” al otro, sus celos y sus inseguridades. No estaba fácil esta prueba, enfrentarse a los temores y prejuicios de cada uno es, muchas veces más aterrador.

Pero lo lograron!! Luego de los 2 años de espera, y un par de meses juntos, deciden y sienten que deben formar un vínculo que los unirá para el resto de sus vidas. Ellos pudieron conocerse y mantenerse interesados uno en el otro a pesar de su libertad, que para mí es importantísimo, yo creo que para amar se debe ser libre, pero lo que no puedes sentir estando con alguien es soledad. Son cosas muy diferentes, para mi es: “DÉJAME SER LIBRE, PERO NO ME DEJES SOLA”

Todo esto me hace reflexionar en el poder infinito del amor: mis padres se casaron a los 3 meses de haberse conocido y hoy están prontos a celebrar sus 44 años de matrimonio. Entonces es real, no hay receta precisa para tener éxito en el amor o el matrimonio y que cuando conoces a esa persona especial, simplemente “lo sabes”. Y si su amor es tan profundo como el palpitar de sus corazones, entonces podrán sortear los problemas, luchas, egos, y un sinfín de  amenazas constantes que desean interrumpir la fuerza del amor que los une.

Yo pensaba que la primera lucha es con uno mismo y con el decidirse a amar, el vencer los miedos y entregar el alma en las manos del otro. Pero hoy creo que cuando el amor te llega no tienes nada que decidir, pues él ya decidió por ti y lo hizo a poco tiempo de haber conocido a quien se robaría tu corazón.

Y es que el amor es así, más fuerte que tu cordura y tu voluntad; no lo puedes bloquear porque es un loco e irresponsable que a veces no tiene lógica, pero tiene esa fuerza y ese poder de tomar tu corazón y mover todo tu ser a su antojo; tiene el poder de sacar hasta del ser más cobarde un inmenso coraje y valor movilizado por un encantamiento del otro, una mirada desde el alma, una carta que al leer te hace temblar de emoción y por la convicción de que simplemente no puedes vivir sin estar con la otra persona.

Te cae de sorpresa, tal cual como la flecha de Cupido con una especie de dolor intenso que te ahoga y no puedes resistirlo solo; debes compartirlo, debes decirlo y debes entregarlo, pues si te lo quedas corres el peligro de que actúe en tu ser como un suicidio emocional, una mala reacción química que te hará sentir tristeza y soledad.

Tener el mal de amor o pena de amor es porque cometemos mucho el error de “enamorarnos” solos, es decir que amamos a la persona que no responde a nuestros sentimientos de la misma manera y tendemos a sufrir y luchar “por su amor”, y en la medida que más nos rechaza parece que más idealizamos al otro y nos construimos una maqueta de esa persona que solo existe en nuestra mente como “la pareja perfecta para mi”, pues en realidad la mayoría de la veces es nuestro orgullo y ego que nos hace luchar al no entender que es posible que al otro no le gustes, ni mucho menos te ame. Porque un amor del bueno y real debe ser mutuo y nunca forzado ni obligado, no debe ser difícil atreverse a amar, no debe tener excusas ni falta de tiempo, no debe tener ninguna duda, quizás solo algunos miedos que finalmente serán vencidos por la fuerza y poder del amor porque el miedo a perder al otro sería aún más fuerte que el miedo a sufrir si llego a amar demasiado.

Hay personas que encontramos en nuestro camino que parecen ser perfectas para nosotros y que deseamos amar e incluso sabemos que podremos llegar a amar, pero sin embargo sentimos que no es el momento y deseamos “guardarlos” en una cajita para poder buscarlos cuando sea el momento adecuado. Hoy entiendo que eso…tampoco es amor, porque el amor tiene ese efecto incontrolable de querer estar con la persona ahora, de luchar junto a ella ahora y de derribar juntos los miedos, dragones, tiburones, viajes, distancias y tiempos. Porque nada de eso es mayor que el poder del amor, y como dice la canción de los novios: “perfect” de Ed Sheeran, cuando te enamoras simplemente la tomas y le dices “LÁNZATE DE CABEZA Y SÍGUEME”.

Si alguien que te dice que te ama pero no es el momento de estar contigo, créeme…esa persona no te ama lo suficiente y si lo hiciera, pues espera tranquila porque te buscará cuando haya encontrado el coraje o haya resuelto ese inconveniente que le impedía estar contigo. Como la vida es muy irónica y el destino travieso, puede ser que cuando esa persona esté lista para ti, tú ya estuviste lista para otro y entonces, si crees en la famosa historia del hilo rojo, podrán pasar meses, países, años, hijos y muertes hasta que vuelvan nuevamente a conectar en tiempo y espacio simultáneo, mirarse a los ojos, reconocerse y lanzarse al precipicio de amar.

Si crees que tienes mala suerte en el amor, recuerda que “no es falta de amor, es falta de amar” y debes comenzar siempre por ti. Pues nadie que te ama te haría sentir insegura, estresada o con el corazón en la mano esperando por un llamado. El verdadero amor te hace sentir bien, hermosa y segura. El verdadero amor no tiene ninguna excusa y sentirá la fuerza y ganas del universo de estar contigo más que ninguna otra cosa en el mundo.